El pasado 25 de noviembre, les dije que algo me incomodaba de la narrativa en las marchas en la CDMX. Desde temprano, voces afines al gobierno empezar a socializar el tema de marchar pacíficamente. No tendría por qué incomodar a nadie ese discurso, es lo que se esperaría de cualquier marcha. Pero la insistencia me hizo ruido. Hubo, según datos del secretario de gobierno de la ciudad, una mujer policía por cada manifestante. Si tomamos en cuenta que quienes hacen pintas, o llevan martillos son un grupo verdaderamente minoritario dentro de las marchas, el operativo policiaco o es exagerado, o busca hacer parecer más grande esta idea de los disturbios. Son quienes más se benefician de ellas. Sobre todo, porque pegan en el corazón del movimiento feminista: mujeres lastimando a otras mujeres, malas, completa el discurso del sistema. Pero esto hasta media tarde, era solo una teoría, algo en la narrativa era incómodo. Al caer la noche, esos fueron los mensajes que empezaron a difundirse en redes:
Quien sale abajo, es Alessandra Rojo de la Vega, fue diputada local del Verde y ahora trabaja en la Alcaldía Miguel Hidalgo, gobernada por el PAN. Más allá de partidos, siempre ha estado presente en las marchas feministas, dice pidió el día, justo para poder asisitir. Y para cuando su imagen ya había sido compartida por diferentes medios digitales, ella publicó esto:
El C5 son las Cámaras de la Ciudad. A quienes les llamó durísimo la atención que hubiera abrazado a una de las encapuchadas. Tanto, que hicieron público el video, y promovieron (en chats de whatsapp) que lo retuitearan. La versión de Alessandra es que una de las chavas le dijo, yo no marcho con diputadas. Y ella respondió, ya no soy diputada, mejor ven y dame un abrazo.
Los actos de violencia en las marchas, todas, son siempre lo que acapara más la atención, de hecho, podría decirse que, gracias a eso, el tema sigue siendo tema después de mucho tiempo de haber sucedido. Curiosamente, a las marchas feministas van también niños, niñas y mujeres mayores, las formaciones están pensadas de manera tal que quienes van al centro sean las personas más protegidas. No, quienes marchan no tienen miedo al bloque negro. Pero cuando eso es todo lo que ves, es la sensación que te genera. Y políticamente es sumamente atractivo ligar al bloque negro con alguien que trabaja para un gobierno opositor.
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A mi este caso, me recordó muchísimo lo que le hicieron con Beatriz Gasca. Una de las mujeres que acompañó la toma de la CNDH, la fotografiaron, la investigaron, y forzaron la información para intentar ligarla con el PRI y así tratar de deslegirimar un movimiento.
Lo que los gobiernos no entienden, es que el movimiento feminista es mucho más grande que cualquier, repito, cualquier partido político. Me parece lamentable, esta narrativa forzada desde un gobierno que tiene al frente a una mujer, y que podría ser candidata a la presidencia, o quizá la primera presidenta del país.
Y lo que es prácticamente escupir al cielo, querer decir que alguien está detrás de un grupo, por haberle dado un abrazo.
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