Ya volví. Y quiero decirles que ahora que pude ver con estos ojos ese lejano, pequeño y muy rico país, estoy más confundida que antes de irme.
Aquí unos datos breves de la sede mundialista: solo el 12% de su población son cataríes, los temas, todos los demás son inmigrantes. Es una monarquía y el país es rico porque es una de las mayores reservas de petróleo y gas natural del mundo. No todos pueden comprar una propiedad en Qatar, si eres extranjero, solo hay ciertas zonas permitidas. Si tu hijo nace ahí, no será Qatarí, la nacionalidad se obtiene por herencia, no por nacimiento.
Les dije a tres mujeres Qataríes, que pensé que llegaba al país de mujeres oprimidas que necesitaban ser rescatadas.
Aquí un fragmento de su respuesta.
Creo que los temas que más nos prenden las alertas tienen que ver con temas de derechos como las mujeres o la comunidad LGBTQ+ y, sin embargo, todos estos están “sustentados” en su religión. ¿Son todas las religiones discriminatorias o solo el ISLAM, o solo esa interpretación del ISLAM?
Y, sin embargo, creo que el contraste más importante de Qatar no es entre sus hombres y sus mujeres, sino entre los migrantes y los qataríes. Ya todos conocemos las terribles historias de los estadios, saben que en realidad no hay una cuenta oficial, que se dice que la mayoría murieron de “causas naturales” pero era gente muy joven como para fallecer por esas causas. Pero eso es solo una pequeñísima parte cuando hablamos del tema migrante, y también entre sus migrantes, hay diferencias. Por un lado, los expats, pensemos en profesionistas altamente calificados, como pilotos, que están ahí con sus familias con acceso a buenos salarios, educación y sistema de salud.
Y por otro lado migrantes que vienen de países pobres, que llegan con una visa de trabajo, en donde alguien se hace “responsable” de ti, que en este caso es el patrón, pero que, si tú ya no quieres trabajar ahí, y consigues otra chamba, necesitas la autorización del primer jefe, o puede decir que … le robaste, y entonces te deportan, o no te pagan porque la compañía quebró y no hay, no tienes derecho a manifestarte. Y entonces tenemos también un país con la maravillosa Stella que quiere que su hijo nazca en un hospital público, porque el privado no tiene atención intensiva neonatal, el público sí y es muy bueno.
Y tenemos a Elvis… sí, como Elvis Presley, que mantiene limpias las calles de Qatar, a quien sí le cobraron una tarifa, la “agencia” (coyote) que le consiguió el trabajo, y quiere ser un músico famoso y conocer México.
Elvis
O la maravillosa Lavee que tenía 3 semanas de haber llegado, escapó de una relación abusiva en su país, su expareja le dijo que mantenía a sus hijos si ella regresaba con él, así que decidió dejarlo y trabajar en el baño de un restaurante, aunque ella es enfermera, pero no tiene los documentos para trabajar como enfermera en Qatar. Dejó en casa a sus bebés, pero sabe que ahí obtendrá más recursos.
Algunas breves conclusiones:
-Las luces de los altos edificios y las amplias calles perfectas sí son deslumbrantes, y cumplen con el que creo es el principal objetivo de la fiesta del futbol, un acto de relaciones públicas, para poner a un país en medio de la conversación y mostrar otra cara a sus asistentes, conseguir mejores alianzas que le den seguridad, y sí posicionarse como una opción al turismo.
-No podemos ver los lados obscuros de Qatar y no voltear a ver los nuestros, con un altísimo porcentaje de empleo informal, hoy no son necesariamente los migrantes de otros países que aceptan trabajos cuestionables porque eso a pesar de todo, es mejor que las oportunidades que tienen en casa, esos, los aceptan los mismos mexicanos y mexicanas en situaciones menos favorecedoras, y también volteamos a un lado cuando hablamos de derechos.
-En cuatro años, la copa será en México, ¿Qué van a decir de nosotros?