Acompáñenme a ver uno de los momentos más difíciles captados en video. Sé y debo advertirles que puede causarles angustia, sudoración, y si suelen sufrir con lo que ven en televisión, esto lo van a super padecer. Tranquilos, no es una escena de violencia, ni algo por el estilo es la comparecencia de la titular de la Auditoria Superior de Puebla. Breve introducción la auditora, es quien revisa la cuenta pública, la cuenta pública es el documento en donde nos dicen de donde vino el dinero y a donde fue a parar. Para nosotros, que no aspiramos a ser auditores, es todo lo que hay que saber.
Amanda Gómez, quería ser auditoria. Y tuvo que comparecer.
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Este momento de angustia no quiere decir nada, es una persona con una amplia trayectoria. Y pues, los nervios.
Ya para cerrar, quiero hacer un recordatorio, este mes se cumplen dos años del primer pico de la pandemia, era el lejanísimo mayo en el que creíamos que esto se iba a terminar y nos demostró que apenas estábamos empezando.
Yo me acuerdo de Lupita, la enfermera que atendió a niños Covid-19, que tuvo la generosidad de compartirme cómo le hacían para ir al baño cuando implicaba quitarse todo un equipo de protección que por cada salida tenían que desechar, y que había escasez de equipo. Yo me acuerdo, de las historias del personal médico que compraba sus propios cubrebocas porque no sabíamos si habría suficientes. Yo me acuerdo de aquellas personas que decidieron mudarse a otros lugares, o que durmieron en los pinos, para no tener que regresar a casa con el riesgo de contagiar a sus familiares. Me acuerdo también de las historias de doctores y doctoras que despidieron a sus compañeros que cayeron en el campo de batalla. Me acuerdo su angustia, su ansiedad, me acuerdo de su cansancio, me acuerdo de su miedo, me acuerdo de su valor para algo que en el momento ni siquiera sabíamos cómo se contagiaba. Me acuerdo de todos y todas las doctoras que empezaron a atender en línea, de quienes formaron organizaciones para ampliar la información y darle más herramienta a la gente. Me acuerdo de los que tuvieron que hacerse a un lado, porque en ese momento los quirófanos, las otras operaciones, dejaron de ser urgentes. Yo me voy a acordar siempre que eligieron una profesión en la que se jugaron la vida para salvar la nuestra, y no lo pensaron dos veces.
