El asunto del fin de semana del encuentro entre normalistas y la Guardia Nacional ha dado mucho de qué hablar. Y lamentablemente porque en el México bronco ya no nos sorprende un tráiler lanzado contra la Guardia Nacional, ni el intento de toma de casetas -hay que financiar el movimiento- de hecho, sorprende que ahora sí hayan intentado evitarlo.
Lo que nos tiene estupefactos, son las declaraciones, otra vez, de la alcaldesa de Acapulco. Alcaldesa, con tanta notoriedad va que vuela para candidata a gobernadora, o hasta a presidenta, piénselo. Total, parece que la popularidad es el requisito más importante. Hace algunos días hablábamos de ella por su declaración sobre los motivos de la violencia, entre los que estaban, la calor y el consumo de carbohidratos.
Ahora dice, en sus redes, en términos estrictamente legales el trailer iba circulando en punto muerto, sin conductor, por ello, no hay a quien acusar, pues tampoco hay evidencia de quién (qué individuo particular) provocó esto. En los mismos términos, si hubiese ido un individuo al volante y dicho individuo hubiese sido detenido, ahora podría ser acusado de intento de homicidio y de varios delitos más.
Me recordó todas las veces que alguno de mis hijos me dice: “se rompió”, así solo, llega una onda invisible y lo hizo caer a el suelo y se rompió. Un espíritu transformer se metió al tráiler y lo arrancó. O sea que bajo el argumento de la alcaldesa, ¿si yo instalo un temporizador en una pistola que accione la bala, y esta mata a alguien, no podrían culparme porque la pistola se disparó sola?
El movimiento de los normalistas me parece que es el indicado para discutir estos temas, nadie, nadie puede negar que son víctimas de un montón de circunstancias: primero, de la pobreza, su única posibilidad para salir de ella es una escuela normal que funciona como semillero ideológico y acostumbra prácticas cuestionables. Son, no podemos olvidar, quienes también vivieron la desaparición de 43 de sus compañeros. Y si la tragedia no fuera suficiente, cuando lo único que se pudiera ya encontrar son huesos, no se han encontrado todos. Y sin embargo los hechos del fin de semana consiguieron que la opinión pública sintiera empatía por la Guardia Nacional. Por cierto no hay que dejar de leer la última parte de su publicación: nunca dejar de buscar el diálogo como única solución.
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Y en otros temas, en la Ciudad de México hay una gran polémica y no tienen nada que ver con las quesadillas sin queso, esa ya la superamos. Tiene que ver con que, al principio de la pandemia, la ciudad estuvo entregando kits a las personas que daban positivos, en vez de la cajita feliz, era la cajita covid. Y la cajita covid contenía un medicamento que es buenísimo… para quitar los piojos. Publicaron un documento con los resultados y esto generó tal controversia, que la página que lo publicó lo terminó bajando. Lo cierto es que a muchos que nos ha dado Covid.19, nos mandaron ese medicamento.
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México argumenta que dejaron de hacerlo en cuanto el gobierno federal publicó la guía clínica para el tratamiento de Covid-19. Y que finalmente en su momento, sin vacunas, ni medicamentos, era una opción que parecía una oportunidad sin representar efectos secundarios, digo, ´pal caso también nos hubieran mandado un detente. Creo que políticos y gobiernos del mundo sin duda tendrán a la tarea de registrar las mejores prácticas durante la pandemia, pero también habrá que hacer un libro negro de las peores, ese lo tendremos que registrar los ciudadanos, porque lo políticos, según ellos, nunca se equivocan.
