Lo que pasó este fin de semana es lamentable. Hasta ayer en la noche no había detenidos, hay fotografías, videos, en teoría conocen a quienes conforman las barras, y nadie estaba haciéndose responsable por esas escenas de terror.
No pierdan su tiempo con los discursos de un lado y otro del espectro político, la razón por la que eso haya sucedido, habla del nivel de violencia que somos capaces de ejercer. Por supuesto, no nos es ajeno el terror con el que familias tuvieron que salir del estadio, y más allá de eso, las imágenes de las personas que ya inconscientes seguían siendo golpeadas con brutalidad.
Hace unos cuántos días estábamos narrándoles lo que sucedió en Michoacán, la velocidad de la narrativa oficial para no utilizar la palabra “fusilamiento”, porque si eso era lo que habíamos presenciado en el video, entonces estábamos ante otro nivel de terror. Y la no velocidad para aclarar al día siguiente que no había muertos, solo heridos. ¿Hace alguna diferencia? Los cuerpos, ahora sabemos, con vida en el estadio, nos recuerdan el lenguaje del otro gran mal de México, el de la delincuencia organizada. A penas en octubre del año pasado, la nota era una balacera en un partido de futbol en Azcapotzalco.
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Yo no creo que estos hechos sean aislados al clima que se vive en resto del país. Autoridades con las manos abajo. ¿Qué pasó cuando las personas tuvieron que dejar sus comunidades en Zacatecas? La Guardia Nacional hizo presencia, para ayudarles a sacar sus cosas.
Probablemente mañana, las escenas que llenen sus pantallas y los periódicos del día siguiente, serán las de las marchas feministas, en las que los actos que consideran “violentos” se dan por un grupo relativamente muy pequeño de quienes se estarán manifestando. Todas llevan en sus demandas un alto a la violencia, cuando decidan argumentar el valor de una pared pintada, recuerden las escenas que hemos estado viendo estás últimas 3 semanas en las noticias. Y piensen, que más importante que la crítica, sería que todos, hombres y mujeres estuviéramos gritando para ponerle un freno a la violencia, a toda la violencia.
Con los datos reportados por el INEGI de los primeros 6 meses del año pasado, nos darían 95 homicidios por día en el país.