En el afán de informar, todos y todas cometemos errores, la prisa, la velocidad con la que va la información y el tipo de información que manejamos todos los días. Así como nos quejamos mucho de que los ministerios públicos aman culpar a las víctimas. ¿Le agarró la nalga? Pues ¿qué traía puesto? ¿La violó? ¿Y usted no lo andaba provocando? Los medios también tenemos nuestra parte de dosis, principalmente porque NO ESTAMOS CAPACITADOS para cubrir temas de víctimas, tampoco de derechos humanos, mucho menos feminicidios, porque somos hijos e hijas de la misma cultura que los provoca. El señor Mario Escobar, papá de Debahni, ha dado todas las entrevistas que le ha sido posible, y por eso también su caso sigue teniendo la atención de los medios que tiene, pero imaginen tener que lidiar con las autoridades, las amistades, y estas preguntas.
¿Eso qué? Levanten la mano quien hayan sido criados por alguien que no fue su padre biológico. O quien cría a una niña o niño de quien no es padre biológico. ¿No los buscarían? ¿No moverían cielo, mar y tierra si desaparecieran?
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¡Su hija acaba de morir! Como si saliera diario, como si no pidiera permiso nunca. El señor Mario es víctima de una fiscalía que cometió según sus propias palabras: una “falla humana masiva”, ¿en serio vamos a revisar la historia de la víctima? Pero fíjense qué tan feo es el sistema, que para hacer más “llevadero el horror” siempre tratamos (por falta de capacitación y por costumbre) de señalar a quienes no son culpables, quizá porque creemos que, de esa forma, nosotros podemos estar a salvo. La mala noticia, es que, en la realidad, no sucede así.