Hablemos de toros, esta semana, el tema ha sido tema porque estuvo sobre la mesa en la Asamblea Legislativa de la CDMX. Ojo, recuerden que aquí ya tenemos historia con el tema, fue en la CDMX donde hace años se prohibieron los animales en los circos, y en aquel entonces se armó un super debate: qué va a pasar con las familias que viven del circo… se empezaron a dedicar a la política. Qué va a pasar con los animales… también… Finalmente la ley salió.
Aquí el asunto es que la industria taurina es más poderosa que la del circo. Según la Asociación Nacional de Criadores del Toro de Lidia, en México representa una industria de 6 mil 900 millones de pesos al año. Hay dos cosas interesantes, la primera es que la comisión de “Bienestar Animal” tiene 9 legisladores, cuatro son de Morena, y curiosamente estuvieron ausentes 2 veces en la votación del dictamen, en dos días diferentes. Aunque finalmente pasó en comisiones, digamos que mandaron la iniciativa al congelador, entre ellos gracias a la intervención de Pedro Haces, presidente de la Asociación Mexicana de Tauromaquia, bien parado con la administración, y fundador del partido “que en paz descanse” Fuerza por México.
Pero es o no es ni de cerca lo más interesante, es decir, la posibilidad de que en efecto el tema sea discutido para el próximo año en el congreso local, sino las narrativas. Esto es, las historias que cada lado decide contar para validar su punto de vista. La iniciativa es muy clara: se trata de prohibir espectáculos públicos en los que los animales sean objetos de maltrato y crueldad que deriven en su muerte. No hay más, por el momento no se trata de discutir si nos volvemos vegetarianos, nada más, no lo mates para entretenerte. La respuesta del otro lado, ya este lejos de aquella clásica: es que es el arte, y la tradición. De saque porque si algo hemos aprendido es que las tradiciones merecen ser revisadas. También es tradición vender a las hijas en algunos pueblos de México, o tradición dar una mordida para poder hacer un trámite, que sea tradición no quiere decir que sea correcto.
Así que la narrativa actual es otra: habla de las libertades. Y pinta la prohibición como si se tratara de una decisión medieval que tiene que ver con una moral prohibicionista.
Nos quitan las corridas de toros y ¿qué sigue? ¿Adiós a las minifaldas? Ah, ahí capté su atención. Eso es llevar un concepto hasta su extremo, si exagero las cosas, no importa para qué lado ideológico pinten, es más probable que acepten mi idea. Piensen en eso ahora que escuchen esos debates.
Por cierto, Yuval Noah Harari, uno de mis autores favoritos, dice que, si hay algo sobre lo que la humanidad tendría que estar pensando y discutiendo, como un gran pendiente por resolver, es la crueldad animal en la industria alimenticia.
Yo no estoy diciendo que debamos de dejar de consumir tal o cual alimento, sino en la conciencia de cómo se producen estos, si se pueden producir de una manera menos cruel, y si poner la ganancia primero nos ha llevado a prácticas que tendrían que ser revisadas.
Hoy comer carne de vaca que pasto libre y feliz, y sacrificó su vida mientras repetía un mantra en una sesión de yoga suena hippie, caro y quizá imposible de satisfacer nuestras necesidades alimenticias. ¿Pero es esa la única opción?
Creo que la pregunta vale la pena. Nada más como dato cultural que no les va a servir ni para la sobremesa, en México somos importantes exportadores de carne, pero también importadores. Lo que más comemos es pollo, luego cerdo y al final res. Y cuando caigan ante la tentación de decir o escuchar: es que esta es la única salida, porque si no, va a ser imposible alimentar a toda la población mundial, piensen que esa misma respuesta daban aquellos que estaban en contra de terminar con la esclavitud.
No te pierdas De Pisa y Corre de lunes a viernes a partir de las 8:00 am por Imagen Televisión.